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LORENZO BERNINI EN ROMA Y EN MADRID


LORENZO BERNINI EN ROMA Y EN MADRID
Caminar por las calles de Roma es como caminar por la Historia del Arte.  En cualquier rincón se puede uno encontrar una luz sobre un monumento o edificio que inspira a pintar, y hoy día, ese momento puede quedar grabado en una cámara fotográfica o teléfono móvil  y  ser enviada a su ser querido, familiares o amigos, en cualquier rincón del mundo, al instante.  Cuando Teresa y yo estudiábamos  y vivíamos en Roma,  hablo del año 1973, portábamos una Leica M3 y con ella, un carrete de blanco y negro o color para papel, íbamos fotografiando los rincones y obras de arte  que se encuentran en esta bella y eterna ciudad. El escultor Lorenzo Bernini  fue protagonista de estas fotos, ya que es uno de los mayores creadores del arte escultórico y arquitectónico de la Roma del siglo XVII e impulsor del estilo barroco.
Lorenzo nació en Nápoles  en 1598, hijo del escultor toscano Pietro Bernini y la napolitana Angélica Galante.  A los seis años se encontraba en Roma pues su padre comienza a trabajar para el Cardenal  Scipioni Caffarelli Borghese. El niño Lorenzo  crece oyendo el ruido de los cinceles, entre el polvo de mármol, el barro de modelar figuras y el dibujo de los croquis de su padre.  Ve seguramente con asombro como de una piedra salen personajes y figuras que luego irán a adornar los templos de Roma.  Aprende todo el oficio y también a organizar un taller de escultura, pintura  y arquitectura.  Muy joven demuestra su gran talento que es captado  por el Cardenal Borghese   que comienza a encargarle trabajos escultóricos para su palacio.
Roma en el siglo XVII es un centro cultural donde todos los artistas de Europa iban a beber en sus fuentes y a aportar ideas, como es el caso de Caravaggio, Aníbale Carracci,  Rubens, Pietro de Cortona, Algardi,  Borromini, y hasta Diego Velázquez se encuentra en la corte de los Papas en estas fechas.  Bernini desarrolló toda su obra en Roma y solo  viaja a Paris en un corto período de tiempo, con el fin de restaurar el Palacio del  Louvre, llamado por el Rey Luis XIV.  Trabaja bajo el mandato de los siguientes papas: Gregorio XV, Urbano VIII, que es el que lo apoya  en el proyecto mas importante de Roma, el Baldaquino de la Basílica  y la remodelación de la Plaza de san Pedro del Vaticano, que fue un proyecto innovador y de gran repercusión social.  Luego trabajo para Inocencio X, Alejandro VII, y Clemente IX.  Fue el escultor, arquitecto  y pintor de la Contrarreforma, muy ligado a la Iglesia, logrando transmitir con su obra el ideal católico del Cristianismo del siglo XVII. Tuvo  una larga y creativa vida. Murió en 1680 a los 81 años de edad.
Para empezar la ruta creativa de Lorenzo Bernini en Roma hay que subir la escalinata de la Plaza de España hasta la Iglesia de La Trinitá dei Monti, y de ahí a los jardines de la Gallería Borghese, en cuyo Palacio se encuentran  sus primeras grandes obras   escultóricas, como la que realizó  a los diecisiete años,  La cabra Amaltea, de 1615.  La escultura helenística y Miguel Ángel fueron donde el joven escultor puso su vista y comienza a tratar temas mitológicos y religiosos, como son los Cuatro Grupos Borghesianos, encargados por el Cardenal Borghese sobrino del Papa.  Estas son: Eneas, Anquises y Ascanio, basado en La Eneida.  Pero donde su sensualidad de juventud se transmite  es en El rapto de Proserpina, en especial, en el trato que dio al mármol  en el cuerpo femenino, que toma suavidades únicas; en Apolo y Dafne, o en su David, en que este guerrero adquiere toda la fuerza que su cuerpo le transmite a los brazos para lanzar la piedra. Son ya esculturas naturalistas y barrocas. 
De aquí se puede uno trasladar al Vaticano y visitar la Basílica de San Pedro  y en el interior de la misma, bajo la gran y revolucionaria cúpula de Miguel Ángel, se encuentra el baldaquino  que le encargó Maffeo Barbieri, que fue nombrado Papa en 1623 con el nombre de Urbano VIII. Era un amante de las artes y le encarga antes  la estatua de Santa Bibiana en éxtasis. Pero el Papa   deseaba dejar su huella en la Basílica y quería que el Altar Mayor, tumba de San Pedro, estuviese cubierto por un enorme baldaquino de bronce que se apoya en cuatro gigantescas columnas salomónicas y en sus volutas van subiendo enredaderas donde pequeños niños  o ángeles juegan a subir también. Están rematadas por capiteles y ángeles custodios lo vigilan en lo alto. Se construyó entre 1624-1633.  Alejandro VII, nombrado Papa en 1655, quiere terminar la decoración interior de la Basílica,  donde hay un relicario con la  Cátedra paleocristiana de San Pedro, situada en el fondo del ábside. El escultor Bernini  la acompaña con los Cuatro Padres de la Iglesia que la sostienen, y estos son símbolo de la sabiduría y autoridad de la Iglesia. Rematando el conjunto, al fondo, una vidriera ovalada con el Espíritu Santo en forma de paloma. En el mismo espacio se encuentra el Mausoleo de Urbano VIII y el de Alejandro VII, realizados por el escultor.  En el exterior construye una columnata elíptica creando un espacio  para acoger grandes ceremonias religiosas que representa el abrazo de la Iglesia a todo el pueblo.  Consta de 140 columnas y una escalinata y el mismo número de santos, dos fuentes y en el centro un obelisco egipcio que estuvo en el Circo romano. 
Al alejarse del Vaticano  y pasar por el Castell Sant Ángelo y al cruzar el río Tíber, se vuelve a caminar por las calles y plazas de la ciudad y de pronto se encuentra un espacio amplio y luminoso que es la Piazza Navona.  En 1651, bajo el papado de Inocencio X en plena época barroca, el escultor erige dos fuentes. La más famosa es la de Los Cuatro Ríos. Se compone de un gran receptáculo elíptico, donde  una gran mole de mármol rocosa se convierte en cuatro gigantes  que representan los cuatro ríos más grandes conocidos de la época, como son el Nilo, el Ganges, el Danubio y El Río de la Plata.  Del mármol surgen árboles, plantas, animales terrestres como el león y  el caballo, y acuáticos como el cocodrilo, las serpientes y el delfín, y  para elevarse al cielo, un gran obelisco egipcio culmina el conjunto escultórico. En la misma plaza se encuentra La Fuente del Moro.  Y si nos dirigimos al Panteón romano, donde esta enterrado el pintor Rafael, cerca de ella se encuentra la Piazza di Santa María sopra Minerva, donde hay una escultura de un elefante diseñada por Bernini que a sus espaldas carga un obelisco egipcio encontrado en excavaciones cercanas al lugar. Se terminó en 1667. También, en la Piazza Barberini se encuentra otra fuente llamada Dei Tritoni.
En las Iglesias de Roma y en sus Palacios se encuentran múltiples esculturas de Bernini, como en Santa María de la Victoria,   en la que el Cardenal  Federico Cornaro de Venecia, le encarga la obra en 1647, cuyo tema es Santa Teresa de Ávila en éxtasis, realizada en mármol y bronce dorado.  Esta obra es una de las más espectaculares del escultor Lorenzo, quien pone todo su conocimiento y aporte al arte del barroco  basado en al imagen de una santa española.   Juega con las luces y sombras creando un clima de dramatismo donde la santa se une a Dios y en la que un ángel, como Cupido, porta una lanza dorada. Mientras esto sucede, en los laterales de la capilla, desde unos balcones, los miembros de la familia Cornaro, observan el acontecimiento, están realizados de una manera muy realista, todo un símbolo de la Contrarreforma.   En la exposición actual en el Museo del Prado, se encuentra un boceto en terracottade este tema.  En San Pietro in Víncoli, junto al Moisésde Miguel Ángel, está la Capilla Raimondi,  realizada por Bernini.
Se dedicó al retrato de Papas, Reyes y nobles, entre ellos, esculpió el busto en mármol del Papa Inocencio X en 1650, y se encuentra en el Palacio Doria Pamphili. Proyectó la estatua del Rey español Felipe IV, quien reclama sus servicios encargándole una estatua para el pórtico  de Santa María La Mayor, que se realizó bajo su dirección en 1654, y trabajos para El Escorial y Real Alcázar de Madrid.  Así lo refleja la primera exposición dedicada al artista en España, que se encuentra en el Museo del Prado, con el nombre Ánimas de Bernini  donde se exponen dos cabezas realizadas en su juventud, Anima Beata  y Anima Dannata, de 1619 que se encuentran en la Embajada Española de la Santa Sede en Roma.  También está el busto de su primer protector, el Cardenal Scipione  Borghese, en mármol, de 1632.  Se adjuntan planos, proyectos y un Autorretrato  al óleo, muy velazqueño, de Bernini.  Hay que recordar  que Velázquez hizo dos viajes a Italia de estudio y trabajo.  El primero en los años 1629-1631, viaja por Italia del norte y permanece en Roma, durante el papado de Urbano VIII, y fue alojado en el Vaticano.   Es muy seguro que conociera a Lorenzo Bernini que trabajaba para dicho Papa en la Basílica de San Pedro. El segundo viaje en 1649-1651, es cuando realiza el famoso retrato del Papa Inocencio X, (troppo vero),  siendo uno de los más bellos retratos del arte; al mismo tiempo realizó el retrato de su ayudante Juan de Pareja,  muy similar en postura y composición y vestimenta  al autorretrato del escultor. En ese momento Bernini realizaba el busto en mármol del Papa Inocencio X y ambos  se encuentran hoy día  en el mismo espacio, diariamente en el Palacio Doria Pamphili y ahora en la presente exposición en el Museo del Prado,  el tiempo los une. En su viaje a Italia, hacia 1770, a Goya no le deja indiferente la obra de este escultor  y escribe en su Cuaderno Italiano  que vio muchos originales de Bernini…..
Carlos Barboza Vargas