Archivo Barboza Grasa ®

GOYA PINTANDO RENACE CADA PRIMAVERA, EN FUENDETODOS.


GOYA PINTANDO RENACE CADA PRIMAVERA, EN FUENDETODOS.

El primer cuadro de Goya que vi siendo niño, fue el tapiz de La cometa, de 1777, reproducido en un almanaque en casa de mi tía Julia, en San José de Costa Rica. Me llamó la atención el tema, porque en aquellos años de mi niñez, los niños del barrio construíamos cometas o papalotes, como les llamábamos, y competíamos a ver quién los elevaba más alto.  Como me gustaba inventarme formas y colores en estos juguetes, vi que la cometa de Goya era cuadrada, con un sol dibujado sobre el papel.  Nosotros, los más comunes, los construíamos con tres varillas de caña de bambú, quedando de forma hexagonal. Luego, comencé a construir los papalotes cuadrados. Me llamó la atención también ver que los personajes eran jóvenes, no niños, y uno en primer plano, fumando. Y un perro que pasa del tema descansa y mira al pintor que dibuja la escena. En un paisaje idílico de primavera todo es juego, diversión, color y un misterioso edificio con cúpula que asemeja a un observatorio astronómico.

Cuando vivía en Madrid, desde el año 1968, sin duda lo primero que hice fue ir al Museo de la Academia de San Fernando y al Museo del Prado a dialogar con los maestros. El arte de Goya fue lo primero en visitar. Tenía gran interés por sus retratos y sus obras monumentales como La familia de Carlos IV de 1800, el Dos de Mayo de 1808, o la Lucha con los mamelucos, me causó una profunda emoción, ver esa multitud de hombres y animales luchando en un paisaje cerrado sobre los muertos; y en el que no dejo de pensar es en la hermosa y trágica pintura del Tres de mayo de 1808 en Madrid, o Los fusilamientos en al montaña del príncipe Pio, ambos pintados en 1814.  En esta pintura Goya abre el espacio a la noche de la muerte, solamente un gran farol ilumina la escena donde un grupo de soldados fusila a civiles indefensos, uno protesta frente a la muerte. En el suelo en primer plano, varios fusilados muertos, en especial el que se encuentra a la altura del espectador con todo el rostro desfigurado, lleno de sangre, esa cabeza no la olvido, es de los mayores impactos que me ha producido una pintura, me dieron arcadas. Las Majas, un remanso de paz y vida. El otro mundo, el que nos persigue en los sueños, son El Coloso y las Pinturas Negras, donde el artista  medita sobre el ser humano y sus  debilidades, le acompañaban en su quinta junto al Manzanares,  donde San Antonio le vuelve místico.

Uno de los motivos de venir a España  con una beca, era para estudiar grabado calcográfico, que en Costa Rica no existía esta disciplina gráfica, solamente la xilografía. Estudié en los talleres del Círculo de Bellas Artes y en la  Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, hoy Facultad. Goya, junto con Rembrandt eran mis dos referentes para analizar la obra de estos genios, uno en aguatinta y el otro en aguafuerte.  El Goya social  e inventivo de Los Caprichos y Disparates era toda una lección técnica  que todavía estudio con atención.

Después de viajar a Italia para estudiar en Roma  Restauración de pintura mural, junto con Teresa Grasa en 1973,  al regresar a España nos establecimos en Madrid,  y continuamos trabajando como pintores, grabadores y restauradores. En 1978 tuvimos el privilegio, después de nuestro trabajo en Soria, que el director del Instituto de Restauración, D. Gonzalo Perales,  confiara en nuestras manos la restauración de las pinturas murales al óleo, realizadas por Goya en la Cartuja de Aula Dei, sobre La Vida de la Virgen. Fue un momento de gran emoción estar en silencio frente a estas superficies plenas de color y vida, de este pintor aragonés joven, con su retina llena del arte italiano.  Luego, la restauración de la cúpula Regina Martirum, en El Pilar de Zaragoza,  pintura al fresco en todo su esplendor. El vivir un año dentro y rodeado de este arte de madurez de Goya es una experiencia única, pude dialogar con sus santos, sus ángeles y sus mártires mientras sonaba el órgano de la iglesia al atardecer. Siguió El Coreto, música celestial en tonos calientes. Las pechinas de Remolinos, con sus colores marinos del Mediterráneo, que el joven Francisco descubría en su viaje a Italia.    Calatayud, con sus tonos sombríos que vuelve a emplear en su vejez.

En Aragón, tierra de Teresa,  fijo mi residencia y mi trabajo y la figura de Goya siempre me aparece por influencia y agradecimiento y en este mes de marzo, el 30, de 1746, nace un niño en Fuendetodos, que bautizan Francisco José de Paula en la Iglesia  parroquial de su pueblo. En 1988 hago una serie de acuarelas con una composición de cartel cinematográfico para exponer en Italia,  basadas en cuadros de Goya como elemento impulsor, actualizándolas con imágenes del siglo XX. Allí están sus brujas junto a la guerra de los helicópteros y la moda; dicha obra se encuentra en el Museo del dibujo de Larrés, Huesca.  Los toros  goyescos y los toreros modernos  se juntan en el tiempo. Dicha obra esta en la colección de la artista del tapiz Elsa Chechele de Vicenza.  La sordera, los peces y el mundo acuático acompañan  los retratos de sus mujeres, como la Duquesa de Alba. Finalmente  un dibujo de Goya pintando acompañado de un gran búho que siempre esta presente en el sueño de la razón, que produce monstruos. Goya vuelve a pintar en  la primavera de Fuendetodos. 

Carlos Barboza Vargas

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