Francisco de Goya pintó mucho y bien en Aragón, desde que entra en el taller de Luzán no dejara los pinceles, primero, copiando estampas como bien dice el mismo, y luego lanzándose a pintar los muros de la Iglesias donde desarrolla sus dotes de muralista. Entre los temas a que se enfrenta están los Cuatro Padres de la Iglesia Latina, que desarrolla en las pechinas de las cúpulas de las Iglesias de Luesma, – hoy desaparecidas después de la guerra del 36,- Calatayud, Muel y Remolinos. Las de Calatayud fueron un encargo de la Compañía de Jesús, los Jesuítas, antes de su expulsión de España en 1767, en la Iglesia de San Juan El Real, donde Goya deja toda su impronta en tonos oscuros y pinceladas gruesas, muy similares a cómo ejecutó el Relicario de Fuendetodos. Se va a Italia en 1769-70, y a su regreso se convierte en uno de los pintores que mas cotiza al Ayuntamiento de Zaragoza, pintando murales en Muel, Remolinos, Alagón, El Coreto de la Basílica de El Pilar y la Cartuja de Aula Dei, y múltiples cuadros de devoción. En Remolinos se enfrenta de nuevo a los Cuatro Padres de la Iglesia Latina, San Gerónimo, San Ambrosio, San Agustín y San Gregorio, haciendo ligeras variaciones respecto a las anteriores versiones pintadas sobre el mismo tema. La Diputación Provincial de Zaragoza nos solicitó unos textos y fotografías sobre Remolinos y las pinturas de los Padres de la Iglesia de Goya, que se encuentran en internet en la página de la DPZ:
Estos últimos Padres de la Iglesia Goya los pinta sin ninguna compañía, solamente acompañados por un libro ya que todos son pensadores y escritores y a San Gerónimo eremita lo acompaña además de un Crucifijo y una calavera. Son hombres que se encuentran sólos con sus pensamientos.