Archivo Barboza Grasa ®

MUSEO DEL AUTOMÓVIL Y LA PINACOTECA AGNELLI EN TURÍN, ITALIA

Nuestros hijos Carlos y Francisco, ambos ingenieros industriales, heredaron de su abuelo, el fotógrafo y médico Aurelio Grasa, su pasión por los coches. Ahora, Francisco se encuentra en Torino, estudiando Diseño de automóviles  en el IED, y fue junto a su hermano Carlos a visitar el Museo del Automóvil  di Carlo Biscaretti di Ruffia, situado en el Corso Unità d´Italia, 40, quedando impresionados por la colección de automóviles y la forma didáctica en que se exhibe. Fueron ellos los que nos recomendaron ir a visitarlo durante nuestra estancia en Turín.

Para trasladarse a este Museo hay una línea de  metro nuevo, que lleva a la zona de Lingotto desde el centro de la ciudad. Luego hay que recorrer las calles de este barrio nacido al calor de la fábrica Fiat, de pronto, se encuentra uno un hermoso edificio azul claro, que fue inaugurado en 1960 y dedicado íntegramente al automóvil, con una colección de 170 autos, que van desde el principios del siglo XX hasta la actualidad. El edificio fue proyectado para este fin por el arquitecto Amadeo Albertini, los automóviles fueron reunidos por Carlo Biscaretti, y los documentos de papel fotografías, libros, fueron donados por la familia Canestrini.

En la entrada al Museo se exhibe una carroza francesa del siglo XVII, se traspasa un gran hall luminoso y se accede a través de una escalera a la tercera planta  donde comienza uno a sumergirse en la historia  de este medio de locomoción que hizo que avanzáramos, trabajáramos y nos comunicáramos a gran velocidad.  Una diligencia del siglo XVIII es el primer medio comunal popular para trasladar pasajeros de un lado a otro de los países europeos haciendo posible el turismo. Un sueño  o un proyecto de Leonardo da Vinci, reconstruido, según sus ideas, el  Automobile  a molla, inicia el recorrido y la evolución en el tiempo de esta máquina inventada por Karl Friedrich Benz, en 1886, y que el americano Henri Ford popularizó inventando la producción en cadena de coches a bajo coste. 

Un  Renault de 1899 o los italianos Fiat de 1901, Florentia de 1903, y Legnano de 1908, constituyen el inicio para recorrer las galerías ambientadas con proyecciones de época recordando pinturas futuristas de los años 1915 a 1920, y acompañadas de la escultura del Hombre de Boccioni, al igual que la imagen de los pintores de este interesante grupo, amantes del movimiento y el cine, y donde actrices y actores se nos mezclan con los coches.  Continua la visita con el Rolls Royce Isotta Fraschini, el Dita, el Mercedes Benz, hasta llegar al Jeep americano de la Segunda Guerra Mundial y a la gran revolución de Fiat que hizo que los obreros pudieran ir de vacaciones en familia, y que los estudiantes pudiéramos recorrer el mundo con el Cinquecento y el Seiscientos. Así hicimos  Teresa y yo cuando nos aceptaron en el curso de la UNESCO en Roma para especializarnos en Restauración de Pintura Mural, en el año 1973, recorriendo con él buena parte de Italia


Propaganda, carteles, grafitti nos  acompañan, hasta llegar al  Jaguar y después nos encontramos con los coches de carreras y con sus protagonistas,-algunos de ellos como Nuvolari, fueron fotografiados por Aurelio Grasa en 1933 en Lasarte,- terminando con el último gran campeón de la Fórmula 1,  Michael Schumacher.  Los Ferrari, el Coche solar, finalmente el Aston Martin, los BMW, los Bertone, etc, todo un siglo de máquinas que han revolucionado esta sociedad. Pensando en el Cine y la Fotografía, nacidos de la industria, que se han incluido actualmente como Arte, el Automóvil, unión de diseño y tecnología, con grandes diseñadores detrás, representados en el Museo, debería de ser considerado también un Arte.

Salimos del Museo y comenzamos a caminar en línea recta hacia el Lingotto, antigua fábrica de la Fiat, que fue diseñada por el arquitecto Matte Turca, al igual que la rampa en espiral para coches de la azotea. Cuando la fábrica dejó de funcionar como tal, su dueño, Giovanni Agnelli encargó su transformación al arquitecto Renzo Piano, convirtiéndola en una galería comercial, en cines, y principalmente, y como broche de oro, en la parte mas alta del edificio, se encuentra la Colección de Arte o Pinacoteca de Giovanini e Marella Agnelli, que se inauguró en el año 2002.


Esta colección particular consta de 24 obras, que van desde los siglo XVIII al XX. Entre ellas encontramos un Alabardiere de Tièpolo, con un bello paisaje montañoso, seis Vedutte  de Canaletto sobre Venecia, que hacen recordar a esta ciudad como una de las mas bellas del mundo, y bajo el dúctil pincel del artista, la luz veneciana nos recuerda el placer y la emoción de ver la vida y al hombre trabajando y disfrutando de ella. Y el contemporáneo veneciano Belloto, está representado con dos Paisajes de Dresde, donde la minuciosidad del artista nos describe su arquitectura y su gente. El neoclásico Canova transmite la belleza de la danza y el cuerpo femenino en dos esculturas. El Impresionismo irrumpe en la colección con una Mujer negra de Manet, con sus pinceladas sueltas y marrones al igual que la modelo. Un delicado Desnudo de Renoir frente al mar Mediterráneo, le sirve al pintor para a través de la piel femenina darnos la sensación del paisaje que se refleja en su cuerpo. Matisse  heredero de Cezanne, con siete cuadros pintados en Niza, hace válida la frase de Rembrandt, hago arte debajo de una escalera, y Matisse hace arte desde  su mundo cotidiano pintando toda esa luz y color del Mediterráneo en Niza. El futurista Balla nos devuelve al mundo del automóvil y la velocidad con su cuadro Velocità astratta, de 1913.  El mayor artista del siglo XX, Picasso, está representado por un retrato de la época azul, y otro del periodo cubista, sin duda alguna, el gran aporte de Picasso al arte universal es el cubismo y el papier colle o el collage. Severini, con Lanceros italianos al galope, del año 1915, nos pone en movimiento al caballo y a la Historia. La colección termina con un gran Desnudo de Modigliani, Nu couchè, de 1917,  en el que se siente el arte de la época de cambios artísticos que le tocó vivir.

El cielo de Torino está azul, con algunas nubes sobre la azotea del Lingotto, y después de ver la colección, se puede decir lo que dijo Giovanni Agnelli al reunirla, por el puro placer de ver la obra…..  


Carlos Barboza Vargas