Archivo Barboza Grasa ®

GOYA y la REGINA MARTYRUM en la FUNDACIÓN CAJA MADRID y la DGA

Leyendo y viendo el informe sobre La cúpula Regina Martyrum de la Basílica del Pilar, publicado por la Fundación Caja Madrid en 2008, que, por cierto, no ostenta el nombre de su autor, Goya, y la ciudad, Zaragoza, en la portada, avalado por profesores como José Manuel Cruz Valdovinos, de la Universidad Complutense de Madrid y por el profesor Gonzalo Borrás Gualis, de la Universidad de Zaragoza, en el video, y la restauración explicada por Mª Luisa García de la empresa Tracer, nos llama la atención que apenas se nombra nuestra intervención, llevada a cabo en 1981-82, por encargo del Instituto de Restauración de Madrid. No se publica ninguna imagen de cómo dejamos la cúpula tras la intervención, aunque tras la restauración se publicó por el Banco Zaragozano en 1982 un libro titulado Regina Martirum-Goya, según la inscripción goyesca, en el que aparecían imágenes magníficas y diversos textos con multitud de datos inéditos, técnicos y documentales.

Sin embargo, en las páginas 136, 144, 148 y 163 se reproducen fotografías en blanco y negro de los tiempos de la intervención de Ballester de 1967, y anteriores, así como en la página 138, una gran fotografía a toda plana y a color, de la cúpula tal y como la dejó Ballester en 1967, fotografía que utilizó profusamente Caja Madrid para promocionar en sus sucursales el inicio del presente trabajo. Igualmente, en los paneles explicativos junto al andamio del Pilar, se podían ver estas fotos antiguas. Ver picasa.

Esperamos que el presentar esta documentación gráfica del año 1967 y anterior, no sea con mala fe y si sea para justificar el elevado coste de arreglar unas goteras. Ver picasa.

Este hecho nos ha causado daños morales y profesionales, ya que mucha gente ha visto este cartel en las vitrinas de las sucursales de Caja Madrid. Solamente el periodista de Televisión Española, Pedro Fondevila, vio este desatino e inexactitud y reclamó públicamente por nuestro trabajo el día de la presentación del libro -video en Zaragoza, ya que él conoce bien el proceso que realizamos, pues fue seguido paso a paso por las cámaras de TVE en Aragón, gesto que agradecemos profundamente.

Veamos el informe de restauración que publicitan en el libro. Al no existir nuestro trabajo, es una forma de justificar el suyo.

Primeramente dicen que lavaron con agua caliente y diversos productos la superficie del fresco. Este método es una temeridad, que se aprecia en algunas figuras lastimadas, como el autorretrato de Goya, junto a San Lamberto, que se ha empalidecido. Ver picasa.

El fresco es una técnica de pintura muy delicada, cualquier cambio atmosférico afecta a su superficie, ya que el mortero de base se compone de cal apagada (hidróxido de calcio) y arena, carbonatándose por acción del anhídrido carbónico del aire y transformándose en carbonato de calcio, que forma una película sobre la superficie, y sujeta los pigmentos utilizados aplicados con agua o agua de cal. Los pigmentos minerales, que no se alteran químicamente, sólo están protegidos por esta capa finísima de carbonato cálcico, así es que si el agua para la limpieza se aplica caliente puede penetrar más en los poros de la estructura pictórica y remover el pigmento que se encuentra suelto. De ahí la debilidad de algunas pinceladas ligeras o las aguadas suaves del quehacer de Goya que apreciamos muy debilitadas tras esta intervención.

En cuanto a las grietas estructurales de la cúpula y los diversos estucos existentes en su interior, nosotros optamos por conservar algunos estucos antiguos, por la flexibilidad y adecuación de los mismos, ya que habían dado resultado satisfactorio hasta 1981, en especial los que colocó Ramón Stolz en 1940, utilizando como relleno estopa y otros materiales inertes y una mezcla de resina y cera de abejas. Esta mezcla flexible era necesaria por los grandes cambios climáticos que experimenta la cúpula y los movimientos de su estructura. Nosotros limpiamos la negra carbonilla grasa y el polvo acumulado en el interior de estas grietas que se internaba en profundidad. En alguna grieta aplicamos un sistema similar, estucando la grieta y colocando silicona coloreada con pigmentos en un extremo, para no endurecerla. Luego las estucamos y las reintegramos cromáticamente a la acuarela, con el sistema de regattino. El eliminar todos estos morteros anteriores y poner en su lugar un mortero moderno que se utiliza para revestimientos de fachadas, para sellar juntas y simular materiales pétreos, por su dureza e impermeabilidad cuando fragua, no nos parece recomendable. Y como dice un arquitecto del Pilar, cerrar una grieta es abrir dos.

Respecto a las lagunas, se han dedicado a picarlas, cuando solamente tenían que haber eliminado la acuarela con agua, pues fueron realizadas a la manera de cómo se trabaja la restauración del fresco en Italia, a base de polvo de mármol, cal y caseína, con los mismos elementos empleados en la cúpula, para que estos se integren en el material. Si no saben prepararlo recurren a productos industriales que el muro de cal terminará por rechazar, si no, al tiempo.

En la página 178 se reproduce el antes y el después de la famosa paloma, que ya sabíamos que existía, pues hace años, se contemplaba muy oscurecida en la linterna. En la última pintura general del templo en 1979 se cubrió con pintura al temple. En el coste del andamio de entonces no se ajustó el precio para limpiarla. En la página 179 se ve su estado después de la restauración y realmente, no se ve nada, lo único que hicieron es remover la suciedad y la pintura industrial, sin limpiar y sacar el tono blanco de la paloma y el ocre amarillo del cielo del fondo. Por eso no publicitan cómo restauramos y limpiamos la cúpula en 1981, a pesar de ser un encargo del Instituto de Restauración de Madrid, pues no saben cómo limpiarla cuando realmente hay suciedad, y se dedicaron a pasar agua caliente y a picar grietas en profundidad y a sellarlas y endurecerlas con morteros industriales para revestimientos de fachadas, que no llevan cuarenta años de resistencia contrastada.


En cuanto a Santa Engracia y su laguna, el restaurador Ballester la pintó y trabajó con pintura al temple, que se transformó y oscureció por los malos materiales de la época y la contaminación ambiental existente por la calefacción de carbón de aquellos años. Al limpiar esta zona hubo que eliminar estas dos cabezas muy deterioradas que desentonaban con el conjunto y bajo ellas había una gran laguna que abarcaba hasta San Hermenegildo y no había ningún resto de pintura original, como dice este informe. Nosotros no repintamos sobre restos de pintura original. Continúa la publicación de datos inexactos con mala fe para desprestigiar e ignorar el trabajo anterior. La UNESCO, a través de su Instituto de Restauración de Roma, universalizó y recomendó el método de reintegración a regattino a la acuarela, a base de pequeñas rayas diversamente coloreadas que tratan de acercarse al tono original, pero sin confundirse con el. En la intervención actual han vuelto a pintar a punteado dos muñecas imitando la pintura de Ballester. La reintegración en la pintura mural no debe imitar a las miniaturas de marfil realizadas a puntitos a la acuarela.


Echamos en falta fotografías de detalle de las diversas cabezas y manos de las figuras, como las que publicamos en primicia en el cuarto tomo del GOYA del profesor Don José Camón Aznar, en una separata especial hecha por el profesor José Luis Morales y Marín, con textos y fotos nuestras. La obra completa son cuatro tomos publicados por Ibercaja y el Museo Camón Aznar. Ahora sólo se publican fotos de conjunto y a pequeño tamaño. Tampoco se publican los diversos análisis de los morteros y pigmentos de la cúpula que hubiese completado la información aportada.


En nuestra página de Picasa exponemos fotografías de nuestro trabajo, del estado en que se encontraba la cúpula de Goya antes de la restauración de 1981, y del estado en que la dejamos tras la misma, con imágenes de detalle de las figuras y del maravilloso dibujo realizado sobre el boceto sobre un papel de estraza marca imperial, con un mango de pincel fino y romo, y no directamente sobre el muro, como dicen los últimos interventores, que parece que no saben ni han practicado la técnica de la pintura al fresco.


Lo que si estamos preocupados es por las pinturas de Goya en la Cartuja de Aula Dei y ahora dicen que van a quitar el polvo de las pinturas, a un precio de fichaje de futbolista madrileño, ¡ qué caro nos va a salir el polvo ….


¡ Más valdría comenzar de una vez, la necesaria y prioritaria restauración de las pinturas de las tres cúpulas del Pilar de Ramón Bayeu que están llenas de goteras terribles y viejas, y las cuatro bóvedas de Francisco Bayeu que también están muy oscurecidas. Pero aquí hay mucho más trabajo …..

Carlos Barboza Vargas Eloísa Teresa Grasa Jordán
Restauradores, Facultad de Bellas Artes de San Fernando Madrid.