Archivo Barboza Grasa ®

PINTURAS DE TERESA GRASA JORDÁN, MADRID – ROMA – MADRID 1971 – 1974

En 1971 Teresa Grasa se encuentra matriculada en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en la sección de Pintura, escogiendo además las especialidades de Restauración y Grabado. Esta última disciplina se impartía en el Taller de Grabado Calcográfico de la Escuela, donde en ese momento, por motivos de la realización de oposiciones a la plaza titular, yo estaba encargado del taller junto al grabador Azziz. Teresa Grasa descubre el aguafuerte y amplía sus conocimientos de técnicas pictóricas con la restauración, ampliando los formatos y los temas de sus pinturas.

En esa época había un buen caldo de cultivo para la creación femenina de la gráfica y la pintura. Se encontraban en al Escuela artistas tales como la argentina Rosa Morant, la francesa Monique de Roux, la americana Marsha Laskar, las españolas Eduardi Aparicio, Marina Llorente, Julia Valdés, Irene Iribarren, María Jesús Ylardia, Cristina García Rodero, Ana Macarrón, y las portorriqueñas Isabel Vázquez y Natividad Gutiérrez, que, junto con otras artistas fueron punta de lanza de la gráfica y la pintura contemporánea femenina actual.

Teresa comienza a grabar con gran ilusión y descubre que detrás de la plancha hay grandes posibilidades de creación y de comunicación. Su habilidad para el dibujo siempre la ha llevado a atacar el metal directamente sin boceto previo, y tenemos unas ágiles puntas secas donde la figura se confunde con la naturaleza. Es decir, participa de ella como en La Espera. En un afán de investigar las técnicas, se lanza al dominio del aguafuerte y aguatinta con gran seguridad. Esta técnica que fue empleada y dominada por Goya, no dejará de usarla en su producción creativa, se siente cómoda en ella, sus primeras obras son Pareja y Toledo.

En el año 1972 la figura humana continúa de protagonista con una fuerza de dibujo muy expresionista, al igual que su pintura, son cuerpos que se mueven y se convulsionan al ritmo de la materia telúrica, son cuerpos en nacimiento, donde se mezcla lo divino y lo pagano. En este año Teresa domina las técnicas del grabado sobre metal, y redescubre los elementos cotidianos, sus flores y plantas, a las que dedicará muchos de sus esfuerzos creativos, y abandonará la figura por el paisaje. Tenemos cuatro grabados que dan fe de ello: Tomillo, Aliaga y tomillo, Flores secas y Cesta de mimbre. Junto a esta temática, encontramos unos asuntos que va a desarrollar en el futuro, uniéndose a la corriente realista de un Antonio López o una Amalia Avia, como son Casa de Santa Maria de Huerta, Puerta y ventana, de tema rural, no urbano.
En este mismo año de 1972, mientras yo estudiaba la restauración y el traslado de la pintura mural con el catedrático Francisco Núñez de Celis, conocí a Francisco Arquillo, que venía de Roma y estaba opositando a Cátedras de Restauración en el taller de Pintura Mural, que dirigía el pintor Manuel Villaseñor. Viendo mi trabajo, me recomendó el solicitar una Beca al Istituto Centrale di Restauro de Roma, dándome todas las indicaciones y nos proporcionó el libro en francés de Mora y Phillipot, Historia de la Pintura Mural y su restauración, que Teresa y yo hicimos la traducción. Meses después, nos llegó la aceptación de la Beca de la UNESCO. Nos casamos el 2 de marzo de 1973 y marchamos a Italia para cursar la especialización sobre Restauración de Pintura Mural, en dicho Istituto, bajo el magisterio de los prestigiosos profesores Laura y Paolo Mora, Paul Phillipot y Sergio Lancioni. Hicimos prácticas en Roma y Sermonetta, en el Castillo Caetani. Este castillo pertenecía a la familia propietaria también de Ninfa, en el Agro Pontino, donde pintaron y vivieron dos grandes pintores aragoneses, Barbasán y Pradilla. Al finalizar la estancia, se nos otorga el Título de especialistas en Restauración de Pintura Mural de la UNESCO y miembros de ICOM. Estando en la Pensione Villamare de Roma, nos dieron la noticia de que murió Picasso el gran genio del siglo XX.
El destino une a los artistas en el tiempo, y este contacto con la geografía y el arte italiano refinan la sensibilidad de Teresa. Viajamos por el norte de Italia, visitando Asís, Orvieto, Florencia, Cortona, Pisa, Siena,…estableciéndonos en casa de la restauradora y amiga Alda Bertoncello, compañera del Curso romano, en Bassano del Grappa, recorriendo el Véneto, las Villas vénetas de Palladio, afrescadas por el Veronés y Tiépolo en Vicenza y Verona. Visitamos la Basílica de la Madonna de Monte Berico y la Villa dei Nani, restaurada hace años por Pedrocco. Y en Venecia, de nuevo con el restaurador Giovanni Pedrocco y Alda Bertoncello, pudimos admirar los frescos de Tiépolo que restauraban en el Palacio Ca´Rezzonico y pasear por la bella ciudad de Casanova.

A finales del año 1973 nos instalamos en las afueras de Madrid, en un chalet junto a Puerta de Hierro, en la Dehesa de la Villa, propiedad de la familia de Dª Pilar y D. Guillermo Vega, piloto de Iberia, donde montamos nuestro taller Barboza Grasa, para la estampación y difusión de la obra gráfica. Teresa continuó terminando los estudios de Bellas Artes en San Fernando, donde obtuvo el año 1974 el Titulo de Profesor de Dibujo, luego será en la misma, Profesora de Química aplicada a la restauración; las dos profesiones se unen hasta llevarla a impartir clases en el Instituto de Restauración de Madrid, que luego pone en sus manos la genial obra de Goya en Aragón.
ver en picasa las imágenes de la obra de Teresa Grasa

Carlos Barboza Vargas