Archivo Barboza Grasa ®

GOYA EN LOS AGUAFUERTES Y LITOGRAFÍAS DE MANET

Edouard Manet al igual que Goya se inicia en el arte del grabado al aguafuerte copiando cuadros de Velázquez. El aragonés hizo una primera serie sobre la obra  de Velázquez  que se encontraba en el Palacio Real de Madrid en 1778.  En el cuadro de Zola que hizo Manet, quiere dejar constancia del conocimiento de esta obra reproduciendo en  la parte superior derecha de la obra un grabado de Goya de  Los Borrachos de Velázquez. Ver:
Manet en 1855 copió en pintura y luego grabó en 1860 La reunión de trece caballeros, de Velázquez, que se encuentra en El Louvre. (Hoy solo atribuido a Velázquez, y está en el limbo de la pintura como muchas otras obras que se les descatalogan a los Maestros por algunos  estudiosos actuales.) El otro grabado  Niño llevando un plato, obra de su creación con aires velazqueños, es como Manet se inicia en el difícil arte del Aguafuerte al cual aportará una nueva visión que los pintores impresionistas aprovecharán.

Manet junto con Degas eran amantes de la obra gráfica y coleccionistas admirando a Rembrandt, Goya, Delacroix y Daumier. Pero toda esta admiración por el grabado no toma cuerpo hasta que un grupo de amigos pintores que se reunían en la tienda del marchante Cadart, amante de la gráfica, fue allí donde nació la idea de crear la Societé des Aquafortistes y  publican el primer fascículo el 15 de septiembre de 1852 con grabados de Bracquemond, Daubigny, Legros, Ribaut y Manet, quien aporta su aguafuerte Los Gitanos de inspiración española. Luego Cadart editará los catorce aguafuertes de Manet  que constituyen la mitad de todos los realizados por el artista. Manet graba en total setenta y tres aguafuertes y su forma de trabajar la plancha de cobre era directa trazaba a la punta seca el motivo y luego continuaba grabando el cobre con aguafuerte en líneas horizontales y verticales que se entrecruzan entre sí, con una gran habilidad para darnos los  tonos negros con mordientes al ácido profundos.  Manet aprendió a grabar con Legros y Bracquemond, gran grabador,  le ayudaba en la realización de las aguatintas. Los grabados eran estampados por el impresor Delâtre, inventor de procedimientos de estampación quien  trabajaba para el editor Cadart.

Manet reconoció el valor de la obra gráfica para difundir su pintura al igual que Rembrandt, y cuarenta y tres de las estampas son reproducción de sus obras  y de otros maestros hace siete estampas.  Realiza dos frontispicios el de Polichinela dibuja una espada, un sombrero reposando sobre una guitarra y esta sobre una capa española. En este álbum se encuentran entre otros, El Guitarrista, Los pequeños caballeros, Felipe IV d´aprés Velázquez, El chico, La niña pequeña, El bebedor de absenta,… y los mas hispánicos son Los Gitanos,  El niño con la espada y Lola de Valencia. La España de Manet es dura y así lo trata de reflejar en su obra gráfica, con un dibujo directo y sin concesiones, como lo vio en los grabados de Goya.  Manet viaja a España en 1865  para conocer en directo toda la obra de sus Maestros que tanto admiraba y en El  Museo del Prado de Madrid, puede dialogar con Velázquez y Goya, adentrándose también en el mundo de Los Caprichos, ya que a su vuelta a Francia comienza a trabajar con mas dedicación al aguatinta que combina con el aguafuerte, como podemos ver en sus grabados En el prado, Flor exótica, donde hay una gran semejanza con el capricho nº 16 titulado Dios la perdone y era su madre.  Reproduce con una gran fuerza gráfica su escandalosa pintura Olympia, en 1867 para ilustrar un texto de Emile Zola  titulado Edouard Manet estudio biográfico y crítico, que apareció el mismo año. En el cuadro que el pintor realizó en 1868 aparece la reproducción de la Olympia y es escrito sobre su obra que hizo Zola. El tema español morisco lo deja patente en La Odalisca,  que recuerda a  Delaroix. Manet junto a Bracquemond y Degas, fueron  los primeros en ver la belleza de los grabados japoneses y difundirlos, que se vendían en las tiendas de artículos japoneses y chinos que prosperaban en París,  además pudieron admirar el gran arte del Lejano Oriente gracias a la Exposición Universal de 1867. Esta admiración de Manet  por el arte oriental en especial por la obra gráfica de Utamaro y Hokusai, se refleja en la ya comentada pintura sobre Zola donde se reproduce un grabado de Utamaro y un biombo. Por eso su gráfica al aguafuerte se vuelve mas lineal usando suavemente el aguatinta como en als estampas Gato con flores y Gatos, Cola frente a la carnicería. Su última obra al aguafuerte es la de Jeanne, o La primavera, realizada en 1882. Con este grabado retrato de Jeanne Demarcy se despide del grabado calcográfico.

Manet Litógrafo

Fue un incomprendido y su obra litográfica no fue editada hasta después de su muerte. Edouard en 1862 junto con sus jóvenes amigos seguían reuniéndose en el establecimiento de Cadart para discutir de arte y al igual que con el grabado al aguafuerte, el editor  quiere relanzar la Litografía y compra piedras litográficas  para que éstos hicieran de una forma libre y creativa su obra litográfica ya que esta solo era usada para reproducción comercial de hechos históricos, reproducción de cuadros o ilustración de libros. Igualmente le pasaba al grabado calcográfico, que solamente se usaba en ese momento el buril para los mismos fines el aguafuerte era despreciado por los académicos y en los Salones. Estos pintores eran Bracquemond, Legros, Fantin-Latour y Manet, los cuatro se pusieron a trabajar sobre la piedra y Fantin Latour trabajo tres piedras y los otros una cada uno. Cadart lleva las piedras dibujadas al taller de estampación litográfico de Lemercier, el mas famoso de París. Hace tres pruebas de estado de las mismas y el resultado del dibujo transportado al papel le parece a Lemercier horrible, y se niega a hacer la edición.   Así es que de estas litografías  solo quedan tres estampaciones una de ellas es la de Manet, El Globo, siendo esta una de las obras maestras de esta técnica litográfica junto a Los Toros de Burdeos de Goya. Ver http://barbozagrasa.blogspot.com.es/2012/08/goya-sus-grabados-al-aguatinta-y-sus.html

En la litografía El Globo de 1862, Manet trabaja con toda libertad el lápiz litográfico y el raspado de las partes oscuras para suavizar los tonos. El tema es un acontecimiento popular, como la elevación de un globo aerostático en una plaza, donde se reúne gente de toda condición. Los niños suben a los postes  como si se tratase de una cucaña, el aguador da agua a una niña y en un primer plano un pordiosero inválido en un carrito. Es el pueblo en la calle y hay pocas referencias al lugar, puede ser cualquier ciudad del mundo, de ahí lo universal del acontecimiento, el tratar un tema tan revolucionario como la gente de París en un día de fiesta y a plena luz del día. El dibujo es preciso en los primeros planos, luego su grafismo nos sugiere el resto de la multitud, toda una forma de hacer y sentir que van a desarrollar mas tarde el grupo de los Impresionistas. Esta litografía tiene la misma importancia que del cuadro pintado por Manet La música en Las Tullerías. Edgar Degas poseía una de las tres copias de esta litografía. 

En 1865 Manet vuelve a hacer otra litografía mítica, Las carreras de caballos, con un dibujo ágil y sintético del tema que centra en una perspectiva del hipódromo de Longchamp los ocho caballos al galope. La multitud está sugerida y participa del ritmo y la velocidad de la carrera, solo los cocheros están estáticos, todo lo demás se mueve, dándonos una sensación abstracta del movimiento. Como el gusto cambia con rapidez, como el galope de los caballos, en 1980 el mismo Lemercier que rechazó El Globo, edita La carrera de caballos. Goya vuelve a aparecer temáticamente en la obra de Manet en tres litografías, La ejecución de Maximiliano, de 1867, La barricada y La Guerra Civil, de 1871, en que los acontecimientos trágicos entre los comuneros parisinos y los versalleses de enfrentaron en las calles de París.  Los fusilamientos y El tres de mayo en la Puerta del Sol de Madrid de Goya,  están presentes en estas obras.  Manet trabaja con un dibujo ágil los primeros planos del tema, y el fondo lo sugiere usando de forma plana el lápiz litográfico, una nueva novedad  utilizada por este artista.

Tambien usó la litografía como afiche y para ilustrar libros, con obras como Los gatos de su amigo Champfeury, y en la litografía La cita de gatos, recurre a la estampa japonesa en el dibujo, donde un gato y una gata se encuentran en al noche de luna llena sobre los tejados de París, y vemos como la gata blanca se ofrece al gato negro, el toque erótico en la obra de Manet no desaparece. Manet realiza cuarenta y seis litografías e ilustra tres libros, El río, de Charles Cros, El cuervo, de Edgar Alan Poe, traducido por Mallarmé, y de este mismo autor, El atardecer de un fauno. El grafista no deja de investigar en el medio litográfico y nos lega una litografía a color, El Polichinela, con intenciones pictóricas que abrirá camino para que la generación de artistas mas jóvenes, desarrolle esta nueva técnica, como son Renoir, Sisley, Signac, Bonnard, Marie Cassatt, y muy especialmente Henry de Toulouse Lautrec, quien la lleva a la cumbre de la técnica litográfica en color.



Carlos Barboza Vargas