Archivo Barboza Grasa ®

MIREYA BARBOZA Y LA DANZA EN COSTA RICA


Llega a mis manos un libro enviado por mis hermanas Elia y Amelia, dedicado a la vida y obra de mi prima Mireya Barboza, nacida el 3 de diciembre de 1935 en Costa Rica. En el capítulo 3, Mireya cuenta su vida empezando por su infancia en el Barrio Luján de San José, y lo hace de la siguiente manera:
“ Dentro de la pobreza en que vivíamos, la mayoría de la gente en esa época era de escasos recursos,……. son las idas al río donde papá acostumbraba a llevarnos desde niños para enseñarnos a respetar la naturaleza y nadar. Había que coger un bus, llegar al Parque Central de Tibás y de allí, a pie hasta la poza. Muchas veces encontrábamos personas que nadaban desnudas….el camino de tierra y piedras que debíamos recorrer se nos hacía larguísimo, pero lo disfrutábamos observando pájaros, árboles, flores y aspirando el aroma de los cafetales en flor…….los parajes eran hermosos, con playones de arena u otros de pasto verde, con enormes árboles y grandes piedras desde donde se lanzaban los mas atrevidos……Después del baño y de pasar mas de un susto en el agua, ya que de cuando en cuando venían grandes torrentadas que nos llevaban río abajo, nos asoleábamos y comíamos los gallos de tortilla con huevos duros y fríjoles preparados por mamá (Odilia)…….cada uno de mis hermanos tiene historias que contar en esos paseos, pues fue tradición paterna llevarnos por tandas y cuando ninguno quería acompañarlo, se llevaba a los nietos o primos…..”
En esta segunda oleada de hijos de Victor y Hércules Barboza estaba yo, y prácticamente las sensaciones y el recuerdo de las pozas del rio Virilla son las mismas. Nuestros padres eran ebanistas, procedentes de la Mueblería Barboza de Barrio Luján, fundada por mi abuelo Carlos y que por razones de herencia el hermano mayor heredó. Vivíamos en casas contiguas con patio común, fuimos al kínder de la Escuela de Chile y de niños siempre teníamos de referencia a las primas mayores, de Ligia como deportista y de Mireya como artista que logra con esfuerzo personal emigrar para formarse en su vocación, la Danza.
Primero Méjico donde conoce a Jodorowsky y a Bernardette, luego París, con Sara Pardo, viajando por Europa con su compañía. Nos cuenta Mireya con orgullo: Regresé a Costa Rica y después volví a Francia, donde me pedían ciertas cosas para hacer en Teatro. Hice y gané audiciones, una entre doscientas aspirantes en Inglaterra. Tuve oportunidad de bailar en la inauguración de la Catedral de Liverpool, llegué a Costa Rica en 1968, aquí me encontré con el argentino Hugo Martinez quien tenía muy buenas ideas sobre escenografías….
Justo en el año 1968 salía yo para Europa para formarme como pintor, cosas de la vida, cuando volví junto Teresa Grasa a exponer nuestra obra ya Mireya había hecho una gran labor como Directora de espectáculos y como profesora. Ha sido para Costa Rica como lo es Maria de Ávila para Zaragoza. En ese momento, 1975, presentaba el espectáculo de Danzas y Tradiciones en el que recogía todo el material musical de Costa Rica desde las culturas indígenas, la Colonia, la Meseta Central ,Guanacaste y lo afroamericano del Caribe. Escribí una crónica para el periódico Excelsior de Costa Rica sobre este acontecimiento que reproduzco en este blog.
Entre los numerosos premios que recibió Mireya en Costa Rica y fuera de nuestras fronteras le otorgaron: El Festival Internacional de Teatro Hispano en Miami, Estados Unidos, le concedió el 9 de junio de 1999 el Premio a toda una vida dedicada a las Artes escénicas.
El libro ha sido realizado por la escritora costarricense Carmen Naranjo y por su hermana Ligia Barboza y editado por Diseño Alternativo. Consta de ocho capítulos que relatan su trabajo en la danza y está acompañado por poesías y textos de Carmen Naranjo, Ligia y Nidia Barboza y Arabela Salaberri.
Mireya Barboza es una avanzada de su tiempo por lograr con su esfuerzo sus sueños, fue una pionera en Costa Rica, junto con la cantante Chavela Vargas, que lograron vivir independientes de su arte y su trabajo y como ella misma dice : Nunca me importó lo material, lo que si me importó mucho fue el crecimiento espiritual.

Carlos Barboza Vargas.