Archivo Barboza Grasa ®

EN EL MUSEO VAN GOGH DE AMSTERDAM

Tal día como hoy,  30 de marzo  nació en Fuendetodos, Aragón,  año de  1746,  un niño que llamaron Francisco, que luego se convirtió  en un gran pintor, firmando sus cuadros como Goya. En Holanda este mismo día y 107 años después  nacía en Groot  Zumdert otro niño que bautizaron como Vincent, año  de 1853, y que años mas tarde se convertiría en otro genio de la pintura conocido como Van Gogh.  La pintura de Goya y Van Gogh  siempre tuvo un especial atractivo en mis años de formación pictórica en Costa Rica y debo confesar que me inclinaba mas por los colores vivos y las formas expresionistas de Van Gogh  que se asemejaban mucho al color y la luz del trópico. Para apreciar  a Goya hay que estar y vivir en España y así poder profundizar mas en su gran  mensaje ético y surreal. 
Uno de mis deseos era visitar el Museo Van Gogh de Amsterdam para poder admirar el conjunto de su obra  que conserva. En mis paseos por las exposiciones y museos he podido ir admirando y degustando la obra de este holandés  que nos abrió el amor por la pintura y el color. En el año 2006, con motivo de la celebración en Amsterdam de los 400 años del nacimiento de Rembrandt, nos trasladamos a Holanda Teresa y yo con nuestros hijos Francisco y María  y junto a nuestros familiares residentes en la ciudad Esther y Heng Sie,  visitamos primero la gran exposición de Rembrandt y su tiempo, uno de los mayores disfrutes plásticos que  se podían ver, aumentando éste con la visita al museo Van Gogh muy próximo  al  Rijksmuseum.
Al entrar al museo de Vincent  sentí una gran emoción al enfrentarme en directo a toda la evolución pictórica del genio. Empezando por los paisajes, figuras, retratos de sus inicios con esos colores oscuros y misteriosos, como queriendo capturar una luz interior que no existía en la realidad hasta llegar al gran cuadro de Los comedores de patatas.  Luego París, su paleta se aclara, quiere modernizarse, ser impresionista,  se esfuerza con tesón, no le gusta el resultado  descubre lo Japonés, huye a Arlés buscando la luz del sol que lo quemó. Llega Gauguin con su petulancia de gran pintor,  lo desequilibra, lo abandona, y Vincent no se repone más de esta experiencia, ha quemado sus alas.
A la muerte de Vincent, con 37 años, deja  unas 900  pinturas  y unos 1100 dibujos, heredando su hermano toda esta gran obra, pero éste muere un año mas tarde, dejando su obra acompañada con las pinturas de sus contemporáneos que poseían ambos, con obras de Gauguin, Toulouse Lautrec, Bernard, Monticelli, Millet,  Pissarro, Seurat, Signac, Manet, … y otros que hoy se  exponen en este museo.  La viuda de Theo, Johanna  supo guardar y ver la importancia de este material pictórico y se trasladó con él a Holanda. Organiza la primera exposición de Vincent en 1905, fue vendiendo algunas obras para mantener el resto. A su muerte, su hijo el ingeniero Vincent Willem van Gogh heredó la colección y creó una Fundación  que con el tiempo se convirtió en el actual Museo realizado  por el arquitecto holandés Gerrit Rietveld  e inaugurado en 1973, construyéndose un edificio contiguo para las exposiciones temporales realizado por  el arquitecto Kisho Kurokawa, siendo terminado en 1999 por Gojko.

Si Van Gogh tuvo mala suerte en el reconocimiento de su pintura, su cuñada Johanna si supo ver la grandeza  cuidando este legado que fue rechazado por el Rijksmuseum y que luego su sobrino y ahijado Vincent  cuidó  y protegió hasta albergar este soplo de belleza que es la pintura en un recinto que hoy es el Museo van Gogh. Gracias a ambos.
 Ver blog y el  viaje de Gauguin en Génova, Italia.
Carlos Barboza Vargas
 http://barbozagrasa.blogspot.com.es/2012/06/van-gogh-y-el-viaje-de-gauguin-en.html